La
Muralla del Callao
Debido a su calidad como
puerto principal de las colonias, era blanco permanente de ataques de piratas y
corsarios. Por este motivo, a mediados del siglo XVII se construyó una muralla
para fortificar el puerto y protegerla de posibles ataques.
A principios del siglo XVII,
el Virrey Príncipe de Esquilache inició las obras de fortificación del puerto,
que fueron continuadas por el Marques de Guadalcázar, mandando fundir cañones y
culebrinas, construyéndose siete baterías y sus parapetos, obras que se
extendían desde la desembocadura del Rímac al Norte hasta la Punta, cubriendo
una distancia de legua y media. El acoso y los ataques no cesaron en el
territorio colonial hispano. En 1624 Jacobo Hermite al mando de una escuadra
holandesa compuesta de 11 navíos, armados con 294 cañones y mas de 1600 hombres
de desembarque arribaron a las costas del Callao, con el fin de tomar el puerto
y la ciudad de Lima.
El virrey Marques de Mancera
ante estos hechos y luego del infructuoso ataque de Enrique Clerck a Valdivia,
decidió amurallar este puerto y el del Callao. Construidas según dibujo de Juan
de Espinosa en 1641, las murallas del Callao consideraron un conjunto de
baluartes poligonales y muros escarpados. La construcción de la misma no fue
tarea fácil, se suscitaron muchos problemas, el costo se iba cubriendo, pero la
población ya se iba cansando de los impuestos, siendo los primeros en protestar
las ordenes religiosas.
Callao,
Arnoldus Montanus, 1671
La muralla del Callao tuvo
15,300 pies de circunvalación, catorce pies de alto en algunos sectores, y en
otros veintidós; dieciséis pies de grosor y en la base veinte. Con nueve pies
de profundidad y cimientos de piedra (El pie es una unidad de medida que
equivale a 30.48 cm aprox.). De los dieciséis pies de grosor, ocho y medio eran
de mampostería y siete y medio de terraplén con cornisa de piedra, trabada de
contrafuertes gruesos de tres pies. Se contaba con cinco plataformas de ángulos
obtusos y figuras de baluarte capaces de albergar a diez piezas de artillería
cada uno. Trabajaron en esta obra tres maestros, seis sobre estantes y
cuatrocientos sesenta peones, durante dieciocho meses incluyendo días festivos,
menos los domingos.
Los nombres de sus
baluartes eran los siguientes: San Miguel, San Ignacio, Santa Cruz de Buena
Vista, Santa Catalina, Santiago, San Juan, Santo Domingo, San Felipe, San Luis
y San Lorenzo, el terreno interior fue de cascajo y no tuvo foso, se establecieron
dos puertas, en el baluarte "Santiago" se hizo la puerta a Lima y
otra para el embarcadero de las naves, tuvo aspecto de una ciudadela.
Construidas en torno a un
centro urbano en buena medida consolidado, la Plaza del Callao acogía diversas
funciones: portuarias, militares, residenciales, administrativas. El centro del
recinto amurallado se abría al mar, donde se encontraba la casa del Virrey, del
Gobernador y la Parroquia, formando una plaza con frente al litoral, donde se
localizaba un bastión. Incluía además cinco conventos de religiosos: dominicos,
franciscanos, agustinos, mercedarios, jesuitas y los betlehemitas que atendían
el Hospital San Juan de Dios. El cuerpo de guardia y la sala de armas se
localizaban en torno a la residencia virreinal. Incluía además los almacenes de
comerciantes franceses que tenían autorización, así como los establecimientos
de comerciantes españoles que negociaban con mercancías llevadas de México,
Chile y el interior del virreinato peruano. La actividad esencial, el comercio,
propiciaba un paisaje urbano esencialmente mercantil, donde destacaban las
grandes bodegas que almacenaban los productos que abastecían la ciudad de Los
Reyes: trigo, sebos, caldos de vinos y aguardientes; jarcias, maderas, fierro,
estaño, cobre, ente otros.
En 1655 se produjo un
terremoto de regular intensidad, que ocasiono varios daños en las obras de
defensa del puerto, ademas, perjudico las iglesias y demás edificaciones.
El
fin de la muralla del Callao
Esta edificación,
conjuntamente con las demás construcciones, fue destruida, mas por los ataques
de piratas y fuerzas enemigas, por el descuido y la falta de mantenimiento que
requerían sus estructuras. Lo cual tiene su punto máximo en el desastre
ocasionado por el maremoto del 28 de octubre de 1746, en que el mar se salió
sobre el Callao, destruyendo a su paso cuanta edificación encontró en su
camino. El mar había penetrado sobre una extensión de 5 Km. al interior del
Callao. La segunda ola fue tan grande que arremetió las vetustas murallas y las
sobrepaso, quedando en pie solo algunos fragmentos de las murallas, las puertas
principales y parte de algunas torres de sus Iglesias. Con este desastre, el
Callao perdió virtualmente la totalidad de su población, sobreviviendo
solamente 200 de los 5000 habitantes que se estimaba tenía el Puerto, en su
mayor parte pescadores y marineros.
Fortaleza
del Real Felipe 1879
El proyecto de
reconstrucción tanto de Lima como del Callao tras este sismo de 1746, fue
encomendado a Luis Godin, astrónomo y matemático que vino a América con la
Expedición de La Condamine al Ecuador y a la sazón, Catedrático de Matemáticas
de la Universidad de Lima y Cosmógrafo Mayor del Reino. A diferencia de Lima,
donde no se llegó a ejecutar el plan de Godin, que proponía la destrucción de
sus murallas y la construcción de una
ciudadela en un nuevo paraje, en el Callao el contexto era favorable para una
reformulación del espacio litoral y la ejecución de proyectos de nueva planta,
en tanto su destrucción fue total, pudiéndose implementar fácilmente las
propuesta de las autoridades.
Teniendo como marco estos
objetivos, se edificaron la Ciudadela del Real Felipe, bajo diseño de Godin y
Amich, que hasta hoy existe y podemos visitar. Los edificios públicos y
administrativos se reubicaron en un nuevo asentamiento, llamado San Fernando de
Bellavista.
Fortaleza
del Real Felipe, Plazuela Independencia 1890
Fortaleza
del Real Felipe, hoy Agosto 2012
Fuente:
Arq. Isaac D. Sáenz,
FORTIFICACIÓN Y PROCESO URBANO EN EL PUERTO DEL CALLAO. 1641-1824
Luis Enrique Sifuentes De la
Cruz,
LAS MURALLAS DE LIMA EN EL PROCESO HISTÓRICO DEL PERÚ
Limá La Única, David Pino
No hay comentarios:
Publicar un comentario