Espigón
III
Mis años de experiencia laboral
en el Puerto
Luque y la señora Andrea eran una
pareja amigos de mis padres que vivían en un callejón en la calle tercera, esto
en Chacaritas, junto a la escuelita de las señoritas Zegarra.
En uno de aquellos días de verano
me puse mi único saco de invierno y fui a solicitar empleo a la Pilsen Callao,
empresa en la cual mi padre trabajó y, por derecho, creía que merecía una
posición. De mandado hablé con el gerente y simplemente me respondió que por el
momento no había nada. Respuesta muy común en el Perú.
En una reunión en la casa de
alguien que no recuerdo me dijo la dueña: Mi
primo es amigo del amigo del primo de alguien que trabaja en Enapu Perú.
Eso sí: me consiguió una solicitud de empleo y la llené con esmero .Ese mismo
día la llevé al edificio de Enapu, a la oficina del supuesto jefe de no sé qué.
Mi mecenas sería un marino ya que
en aquella época y de acuerdo a la norma vigente laboral del Gobierno
Revolucionario de las Fuerzas Armadas del General Velasco, los altos cargos en
el puerto eran ocupados por marinos. Buenos
días, le dije a una dama mayor. Le extendí la mano en señal de educación. Me
puso una miradita así, tipo María Félix . Me dejó con la mano extendida y lo
único que atinó a decirme fue: ¿Quién le
dio a usted la solicitud de empleo?, en un tono muy despectivo.
Me quedé callado por unos
segundos y tan solo atiné responderle: vine a entregársela a fulano de tal.
El supuesto susodicho me recibió
y por unos minutos dejo las cosas importantes que estaba haciendo y
conversamos. Tomó mi resumen; me imagino ahora que lo dio al Departamento de
Personal de muy buena fe y el Departamento de Personal de Enapu lo archivó así
como el Arca del Alianza al final de la primera serie de Indiana Jones. Me fui
contento pensando que iba a trabajar en el puerto porque ése era mi derecho
como chalaco; El puerto es de los Chalacos, pensé, y ese “don” de trabajar en él
es para los chalacos ( uti possidetis
iure chalaco )
Esperé otro tiempo (cuando uno es
joven eso casi ni importa) y es así que un familiar me dijo que se iba a crear
el Área de Estadística, y que se iban a necesitar dos personas en la Oficina de
Trabajo Marítimo; Oficina Operativa de la Comisión Controladora del Trabajo
Marítimo.
De 4 personas que fuimos
entrevistados dos ingresamos a laborar Mauro Codarlupo y yo.
El primer día de trabajo nuevamente
extendí la mano al jefe Sr Velarde y me dijo que no era necesario dar la mano
para felicitar; el 3 de abril de 1971.
La OTM se encontraba dentro del
área portuaria junto a la Aduana. Era una oficina con muebles antiguos y muchas
ventanas pintadas de blanco para que no se vea en interior. En este primer día
de trabajo estaba el grupo de la jornada de la mañana ya que como una oficina
operativa tenia dos turnos; pude ver un grupo de personas muy mayores, siendo
esta mi primera impresión de mis futuros compañeros y maestros. Francisco
“Panchón “ Puente y Ítalo Puccio, de la Punta; me saludaron lo mismo José
Martínez y un anciano de apellido Sandoval que era el conserje y que era
conocido como “cacha rata”, Pedro Ornano y Héctor Logrovich . Este ultimo con
un increíble parecido a Bluto el enemigo de Popeye, (ex preso político en el
frontón en los días en que el “Negro Tomate” era el faite de la isla).A
Logrovich lo conocía de referencia ya que su sobrina vivía en Santa Marina
norte, mi barrio.
Guedes (payasito ingles) y Tueros
eran los Nombradores de la sala de
Estibadores.
El jefe era el señor Gonzáles y
su secretario Jacinto Villalba, ése mismo, el gran jugador de fútbol peruano
que jugó en la U, Deportivo Caldas de Colombia y en el Racing Club de Argentina,
conocido como el "Mono Villalba", gran puntero derecho que se llevaba
la pelota en la cola, mi maestro del ajedrez, escritor y compositor del famoso:
Santo parao, en el cual hacía alusión
a mí diciendo : Pone los turnos al revés y se come los capataces.
Terminada la jornada del día llegó
el grupo de la noche al mando del Sr. Aguirre; Manuel Rivera; Meiggs y el
“gordito” Barrera.
En días posteriores Ítalo y
Panchón Puente me invitaron al Cordano, aquel restaurante desaparecido en la
plaza Grau del Callao, a tomar sopa de minestrone
caliente con maracuyá bien helado. Sin comentarios los efectos posteriores.
Nuestro jefe de estadística era
el señor Pruss "el alemán" (al cual le decían tu eres alemán de
Alemania o alemán de m...) famoso por ser un amante de cacería de palomas,
perdices y “caga aceites” por las ex chacras del Callao. Las bromas que se le
hacia eran que al verlo las palomas huían y gritaban: ahí viene el alemán con sus hijos, quedándose la palomita coja
suplicándole que no la matara.
Mi trabajo era sencillo y
consistía en poner los turnos de trabajadores marítimos; que según ley debía de
ser 26 turnos, sean en las jornadas de día y de noche.
Tras un tiempo en el área de
estadística logré una promoción a Inspector de Trabajo Marítimo, conocidos
dentro del puerto como Controles. El trabajo, principalmente, consistía en
supervisar las labores de los gremios marítimos (nombrarlos, chequearlos que
estén en el buque, y solucionar los problemas que se presentaban, y allí estaba
el dilema en solucionar los problemas).
Mi jornada empezaba a las 6.00
am. Salía caminando desde la casa de mis padres en Santa Marina Norte, por el Obelisco,
hasta la sala de nombradas de estibadores; muchos agremiados iban en bicicleta
y hacíamos coloquios para no aburrirnos; ahora comprendo el porqué de las grandes
caravanas en los desiertos, las cuales antes de partir se reunían mucha gente para
no hacer aburrido el viaje. El asunto de ir temprano era revisar antes los
pedidos de las Compañías Navieras con los dirigentes de Estibadores Rafael
Amaya(sargento García); Lenin Farfán y, después, con mi gran amigo Juan Leca
(peoncito). Errores no eran permitidos ya que las consecuencia del problemas en
la distribución de las cuadrillas afectaba en lo económico.
En la sala de nombradas de
estibadores trabajé con Carlos Taboada, personaje de ocurrencias que encajaba
perfectamente en este ambiente de gente ocurrente y pícara, como los agremiados
marítimos.
Carlos a las 07.07 am se paraba
al frente de la ventana que tenia la pequeña oficina de nombrada; abría las
piernas, agarraba la tabla de nombrada con una numeración del 1 a 1000, tocaba
el timbre y decía: “abran la reja y
salgan a tomar sol”. Los agremiados le respondían a esto con la misma
chacota, casi siempre subida de tono, pero sin malicia y, estoy seguro, que
Carlos lo hacía para hacer un poco de ambiente. Yo era risa y risa con esto a
mis 19 años. ¿Qué más podía hacer? Muchas veces se ponían a los estibadores que
iban a llegar tarde ya que muchos de ellos vivían lejos. Espero que los
postulantes a estibador que lean esto acepten mis disculpas; también a ellos se
les ponía.
Cuando pasaba la serie de los 700
altos, Carlos paraba la nombrada un rato porque a un estibador de apellido Vega
(798), al cual le decían "el Cabezón",
los 800 que estaban dentro de la sala a capela entonaban la canción de
Huckleberry Hound.
Les exigía, cuando eran
nombrados: ¡¡golpeen duro la madera!!; me imagino para que les diera buena
suerte.
A los años me enteré que Don
Carlos mi gran amigo falleció en el trabajo.
Posteriormente, conocido ya las
diferentes salas de nombradas (maniobristas, parihueleros, tarjadores y
guardianes); pasé a trabajar como Inspector de Vapores, me gustaba el trabajo
ya que soy de las personas que me gusta aprender y me parecía interesante todo
este mundo tan dinámico de los buques.
Los gremios marítimos estaban
clasificados de acuerdo a su especialidad.
Los primeros en subir a las naves
eran los maniobristas, los cuales preparaban el buque para las operaciones de
la jornada, que podían ser embarque o descarga: abrían bodegas preparaban
maniobra (grúas, pescantes, pluma real).
Las bodegas en aquella época tenían
cuadernas en cada entrepuente. Hecha esta operación los estibadores se hacían
su parte al embarcar o desembarcar la carga de acuerdo a las instrucciones del
Jefe de cubierta; la distribución de las bodegas se hacía de proa a popa.
La composición de las cuadrillas
en las naves era: 4 en cubierta y 6 en bodega para una descarga, y, 4 en
cubierta y 10 en bodega para embarque; éstas eran las composiciones mínimas.
Los estibadores y postulantes a
estibadores eran la mayoría de agremiados, realizaban las actividades de
descarga, embarque en tierra, movilización de las mismas en bodegas y descarga
hacia lado mar.
Las cuadrillas eran de acuerdo a
los pedidos de las Agencias Marítimas que se hacían en la Oficina de Tráfico de
Enapu por los Jefes de Cubierta, quienes eran los representantes de las
Agencias Marítimas, y que estas estaban condicionadas al Plan de Trabajo de la
Nave, y al servicio de materiales que Enapu ofrecía en aquella época. Las
operaciones normales y óptimas se podían dar con un promedio de 8 naves y 30
cuadrillas.
Los estibadores ganaban al
destajo y esto estaba sujeto a la ubicación de la carga que había en las
cubiertas o bodegas de los buques, mientras más pesada la carga más era la
ganancia. Este sistema de pago estaba regido por un método de tarifas: carga
suelta, líquida, granos, metales, minerales, Huevos de Toro, etc.
La fórmula sería: Ganancia =
Tarifa x Cantidad de carga.
Las operaciones con contenedores
en los 70s eran mínimas, las cuales se realizaban en los buques tipo Santa de
la agencia de Moisés Woll.
Hablar de un puerto con naves de
estas características en los 70s era pensar en desplazamiento de personal y,
por consecuente, ahorro de tiempo.
Anécdotas muchas, especialmente
cuando arribaban el Verdi, Rossini y Donezetti, buques italianos de pasajeros,
íbamos con don " Panchón" Puente (primer cantor del Cóndor Pasa en
alemán cuando estaba bien mamao en el Café Iris en la Avenida Sáenz Peña, famoso
restaurante donde Tueros decía : ¡¡Qué
bien preparaban el huevo frito!!. En los buques italianos cambiábamos café
por cualquier cosa, pero don “ Panchón “ iba por su libido a sus 76 años; a los
otros que no los dejaban subir al buque, se ubicaban debajo de las escalinatas
para verles las piernas y algo más a las turistas y tripulantes femeninas.
El acto mas osado que vi fue
cuando en un buque japonés de pesca, que no era el famoso buque fantasma
japonés “Turaja Maru”, un tripulante nipón se mofó de la calvicie de un estibador
conocido como ”Ropa Pato”; éste muy
finamente le enseñó al japonés su brazo velludo, su pierna, se bajo el pantalón
y le enseñó el trasero, y luego se volteó. El japonés llamó a toda la
tripulación porque este caballero era famoso porque cuando misionaba se le
subían las hormigas.
Fui llamado un día a un buque
porque alguien se había defecado en la bodega y el piloto ordenó cerrarla, y
así eran cosas que uno tenía que vivir todos los días. Las broncas que había
entre tripulantes y agremiados eran del caracho.
Otros personajes eran los
"Sombrerones", los cuales nos rodearon a Telmo Velarde y a mí después
de una amanecida, unidos a cientos de agremiados nos cercaron. Defendí a Telmo
pensando yo que era el gran orador Cicerón. Telmo sólo cumplió las
instrucciones del Jefe de Bahía. Cuando Telmo estaba pasadito de copas siempre
lo recordaba con lágrimas en los ojos.
Mi mundo portuario también me
seguía a mi vida privada ya que los días domingos jugaba béisbol en el estadio
Telmo Carvajo, para el Callao Tigres Club, con mi amigo Andrés Casas, estibador
514, y el burro Aguilar, estibador
686; siempre que iba a batear desde la tribuna alguien me gritaba saquen a ese
“pajero”, esto me quitaba la
concentración y casi siempre era ponchado; pero en una de ésas hice dos buenas
jugadas y al día siguiente se me acercó un estibador y me dijo: Yo soy la persona que siempre te gritaba
desde la tribuna vengo a felicitarle por la jugadas. Su apellido es Rojas,
su número 324, conocido como
"Barriga de Mono".
Apodos de la gente eran muy
buenos: Loco Kerosene, Loco la Bandera, Quién Kubru, Judío Negro, Guarapero
Huesillo, Pinta Brava.
Yo no me escapaba a esto ya que
mi parecido con Cesar Ureta originaba también ciertos comentarios desde las
naves, y yo tenía que hacerme el tercio y el sordo porque pobre aquel que se picara,
la gente lo batía más. Así, el caso de un tarjador titular al que le decían General Aldo en los días que veíamos el
Planeta de los Simios. Cuando entraba a la sala de nombrada todos lo saludaban:
¡Buenos días mi General!. Sin
comentarios la respuestas del General,
perdón, del tarjador.
Luego ingresaron a la OTM , Hernán
Aguilar, Telmo Velarde, Millones, Campos ,Ríos, Serrano, mi hermano Jorge,
Chuica, Castillo, Walter del Rosario.
Decidí postular a la Universidad
en los 75s e ingresé, no estudié lo que realmente era mi verdadera vocación:
Historia sino Economía ... ¿Por qué?: Se adecuaba más al trabajo que realizaba
en el puerto. Las clases eran en la noche y esto cambió mi horario de trabajo a
día y amanecida ya que en las noches tenía que ir a estudiar. Salía de estas a
las 10.30 pm llegaba como a las 12 am al Callao, me bajaba en la avenida
Garibaldi o Dos de Mayo . Para aquellos que no son chalacos y para los que lo
son este ilustre Italiano que junto con Cavour y Víctor Manuel II, fundadores
de la Republica Italiana, vivió en el Callao.
Obligadamente tenía que caminar
por los bares llamándome muchas veces las "chicas" para consultas de
algún asunto legal a los cuales les decía: Señoritas no tomo licor; y más aún,
soy estudiante de Economía y no de Leyes”
Donde las Abandonadas, bar que le daban vida a esta zona, estaban las otras
niñas como cariñosamente se les decía a las damas que ahí atendían. La menor
tendría unos 60 años, y muchos en el arduo Champ du Bataille.
En las amanecidas Rolando Valle y
yo salíamos a tomarnos un café bien cargado (café al hombro como decía Ítalo Puccio), comer algo y luego
jugarnos una partidita de ajedrez. Los parroquianos educadamente al vernos tan concentrados
se decían: No hagan ruido ya que los Doctores están jugando. Esto en las
famosas cantinas de la calle Manco Cápac; allí por donde le robaron el Trinche
al Diablo, y no se podía levantar la mirada porque inmediatamente te
decían:"Qué me miras S#@&".
Pasamos temblores, terremotos, buques
chocar con los Espigones. Los Postulantes a Tarjadores se quisieron defenestrar
desde la torre del Templo Faro, solamente lo quisieron. Según acuerdo de ellos,
el supuesto que tenía que arrojarse era un agremiado de apellido Cuadrado. Pero
no lo hizo. Como todo, en su tiempo los postulantes de todos los gremios se
convirtieron en titulares, los “puntos” en postulantes, y el ciclo del puerto
continuó .
En los 80s, con la apertura
económica de parte del gobierno de Belaunde “era como la obra de Marcel Proust:
En busca del Tiempo Perdido.
Por esos meses de Laissez Faire... El puerto de Callao se
convirtió en un caos y desorden por la cantidad de trabajo.
Con Mauro Codarlupo fuimos la
reunión en tráfico donde se trataba de encontrar una pronta solución a esta
coyuntura que se vivía. El nuevo jefe de tráfico apareció con una mirada de
asustado. Tenía sentido esta actitud teniendo al frente a jefes de bahía, como
el señor Guerra, Ramos, Luchito Díaz , Chest , el Gordo Constantino, Naranjo, Alfredo Tapia ,don Carlos Prada, los
cuales eran catedráticos de muchos años de batallar en la "pampa" y conocían bien su trabajo.
Me imagino que el puesto del nuevo Jefe de Tráfico era un puesto político, y el
caos siguió por un tiempo más.
Rolando Valle, mi gran amigo
conocido como el Hombre de Acero;
Sociólogo de profesión, era mi pata y tremendo intelectual. Estuvimos
trabajando en el mismo grupo y nos hicimos famosos por nuestras ideas
revolucionarias. Más aún, cuando Rolando conversaba en la cafetería de don
Melquiades Mendoza, el cual siempre me guardaba algo de comida en las noches.
Muchas veces los temas que se trataban con la gente eran subidos, pero Rolando
era cosa seria con sus ideas. El Callao y los trabajadores portuarios se han
caracterizado por ser de una fuerte tendencia aprista.
Fuimos invitados a una reunión a
la Femapor, organización de los Sindicato de Trabajadores Portuarios y Marítimos
y Agencias Marítimas. Llegamos a ésta y se nos manifestó que se había cancelado
porque un dirigente muy importante no podía estar en ella pidiendo disculpas
por su ausencia, etc. Simplemente le comenté a Rolando: Otro de los problemas del Perú; sino está tal persona no se puede hacer
nada; caudillaje de país bananero y que gracias a Dios en el Perú de hoy el
Yoismo se está superando.
Una mañana Rolando, Ravines y yo
decidimos conversar con el adjunto a la presidencia de la Comisión Controladora
del Trabajo Marítimo. Ese mismo día habíamos terminado un estudio matutino con
mi gran amigo Manuel Martínez, estibador y Testigo de Jehová (discrepábamos en
muchas temas de la Palabra), faltando
a este estudio Juancito, quien era un hermano Pentecostal. En las Iglesias
Evangélicas el cristiano perfecto debe de tener: La cabeza de un Bautista, el corazón
de un Pentecostal y los pies de un Testigo de Jehová.
Dije inspirado por el Espíritu
del Señor, ¡vamos, pues !. El estudio había sido sobre los Hechos de los
Apóstoles. Llevé mi Biblia y me imagino que el adjunto a la presidencia de la
CCTM pensó que eran Las 5 tesis filosóficas de Mao Tse Tung...
El día lunes me llegó una carta
diciéndome muy políticamente informándome que me habían elegido para elaborar
El Gran Proyecto de Reactivación de los Puertos del Norte del Perú, y, en
especial, el Puerto de Eten, en Chiclayo, aceptando este ostracismo de mala gana. Pienso luego de tantos años que en todo lo
que pasa en nuestras vidas Dios tiene un propósito ... y asi fue: en Eten no había
buques, pero habían zonas arqueológicas muy interesantes, así que en mi ratos
libres me dedicaba a visitarlas y votar a los huaqueros con el rifle de balines
del hijo del encargado de la Capitanía de Eten, esto en el 83, cuando la
Corriente del Niño afectó esta zona y se destruyó parte de la Panamericana Norte.
El Cabotaje Menor se reactivó con pequeñas lanchas pesqueras.
De regreso al Callao había
preparado mi Anteproyecto de tesis:“Desarrollo del Cabotaje Menor”. Fui donde
mi asesor de tesis y me dijo: interesante,
pero no convence. Le manifesté que había observado en mis años de
experiencia que Chile tenia una flota de buques que traían frutas y carga
congelada (pequeños buques) y que con algo el Perú podía empezar; como
admirador de Quesnay el fisiócrata francés, siempre consideré que en algún
momento se harían grandes inversiones agrícolas en la costa del Perú, como hizo
en los siglos 19 y 20 a los países Sudamericanos de la cuenca del Atlántico, y
que en las décadas venideras serían de los de la cuenca del Pacifico.
Debí haberlo hecho Cabotaje a Nivel Pacto Andino, pero no
sabía cómo "toquear" al jurado con el Arancel. Coco, otro amigo
portuario, me prestó un libro ruso traducido al español, donde el principal
estudio eran: Nuevos Métodos de Manipulación
de Cargas en los Puertos. Me pareció interesante porque era otro tópico que
se podía investigar. En esa semana Yoly, mi esposa, fue invitada a estudiar a
los Estados Unidos al Seminario Bautista, yo me opuse totalmente porque deseaba
hacer patria y tener mi Agencia Marítima de nombre “Cristo Vive”, y ¡porqué no! Pero los propósitos de Dios eran otros
así como al patriarca Abraham.
Estuvimos un año en Miami; el
tiempo que duró los estudios de mi esposa, y regresamos al Perú. Muy bonito
Miami, La Calle 8 y punto. ¡Hasta nunca!,
dije.
Vilma Ulloa, compañera de la
Comisión, me ayudó a reincorporarme a ésta, de lo cual estaré muy agradecido.
Por intermedio del Pastor Sergio
Rodríguez, mi esposa recibió un contrato de trabajo como Maestra en Miami.
Siempre fui partidario que los inmigrantes mueren pero como en la casa mando
yo, pero se hace lo que dice ella y tuve que viajar. Mi primera experiencia
laboral fue como repartidor de Pizzas en New York Pizza Place con mi amigo “Baba” Alfonse, un haitiano de color, con
el cual a las 02.00 de la mañana: repartíamos asustados pizzas en las zonas de
Americanos de color, yo le decía: No te
asustes , a ti no te van a hacer nada.
En la Iglesia bautista Nazareth
teníamos un ministerio con jóvenes y matrimonios en lo que aquí se llama Sunday
School Teachers; luego, en la primera Iglesia Bautista de Coral Park, con
adolescentes. Esta es una de las mas grandes de Miami, con mas de 7,500
miembros; ahora en Timiami Baptist Church, con una congregación de norteamericanos,
donde el mayor tiene 96 años, y el menor, 75. Experiencia igual a mi primer día
de trabajo en la Oficina de Trabajo Marítimo.
Lo primero que hice al recibí mi Green Card fue aplicar a una compañía
naviera; fui a Goodwill algo así como la Cachina (termino muy portuario), me
compré un terno a 10 dólares de marca, creo que era Armani (mi esposa cosió y
zurció algunas partes). Tuve mi entrevista de una hora, esta vez con café y
galletitas. Me dijo el Jefe de Operaciones para América Latina de la Compañía Naviera:
necesito un Controller y usted es la
persona indicada. Nunca me llamó. Luego, fui a otra compañía, donde tuve una entrevista
con dos alemanes y un belga. Esta fue dura, con mi poco Inglés, francés e
italiano aprendido en el Puerto del Callao, especialmente cuando iba a chutear
(comer) a los buques. Tampoco me dieron la posición.
Por esas cosas hermosas que Dios
hace en nuestras vidas, una hermana de la iglesia me dijo que en su banco había
un opening.
Tuve la entrevista con una señora
jamaiquina, con un porte muy fino y con un fuerte acento británico, esto en
Barclays Bank un Banco Inglés . La dama no sabía que el Perú tenía mar y
buques... Ouu ¡Mr. Munoz sorry .
Barclays me pagó los estudios en
el College. Lástima que no pagaban cursos de Historia ya que estos tenían que
ser relacionados con la Banca Privada. Pero como lo bueno dura poco, los
caballeritos ingleses de Barclays dejaron Miami y gracias a nuestro Dios empecé
con Royal Bank of Canada, otro Banco Internacional hasta el día de hoy.
Barclays estaba en el piso 17 y
Royal Bank of Canada está en el piso 21 del 801 en Brickell Avenue .
Desde mi ventana veo el puerto de
Miami todos los días, muchas veces casi vacío o lleno de naves, y esto me hace
remontar a la azotea del Block E en Santa Marina Norte, de donde se podía ver
los Buques acoderados en el Puerto.
Viajo al Perú casi todos los años
y camino por estos lugares que ya no existen. Las salas de nombradas, el edificio del Sindicato de Estibadores en la calle
Manco Cápac, construcciones que estuvieron ahí y que tan sólo están en el
tiempo y espacio de las personas que lo vivimos. La gente que me recuerdan me
saludan. Otros dirán ¿y éste quién es? Y otros me pican.
Se me ha negado como ex trabajador
del puerto visitar mi ex centro laboral, diciéndome una voz femenina desde una
pequeña ventana no hay pases de visita
en un tono tan frío como las amanecidas de julio o agosto; pero ahí está el
Puerto del Callao, con sus nuevos personajes y anécdotas en los espigones.
Ramos, un estibador que le decían Fray
Martín, número 1586, el cual siempre paraba con una sonrisa a flor de boca
alguna vez me dijo: Nosotros pasamos pero
el Puerto queda.
He entrevistado a jóvenes en este
país que por circunstancias de la vida terminaron el colegio y no pueden
estudiar momentáneamente una profesión por tener la obligación de trabajar y me
he identificado con ellos.
Eso sí: a todos les he dado la
mano en señal de respeto y admiración.
Alberto Muñoz Tesson
Sta. Marina Norte
Block E-301/Callao
Miami-Fl. USA
Estimados amigos hay un pequeño error en la descripción inicial sobre la direccion exacta, el callejon donde vivian los amigos de tus padres era la calle sexta y no la tercera como tu lo mencionas, ya que yo me crie en esa calle y aun mas estudie en aquella escuelita.
ResponderEliminarAgradesco a uds. en haberme hecho recordar aquellos buenos tiempos....en mi rico Chacaritas...un saludo y un fuerte abrazo....ivan.
Estimado Ivan . Gracias por la aclaracion .Saludos
EliminarMuy interesante y me hicistes evocar cuando yo era punto en las nombradas de los estibadores...me decian TODO POR ELLA un dia me quede escondido en un barco y me vine a Estados Unidos sin despedirme de mi familia....tengo una linda historia y si los amigos de esta pagina me lo permiten la compartire con todos los chalacos como yo.
ResponderEliminarMuy gratos recuerdos de los "puntos" en mis dias por la pampa .Saludos
EliminarQué hermoso leer todo esto. Yo soy la nieta del que fue secretario Don Jacinto Villalba, conocido como el mono y me gustaría poder leer algún día el famoso Santo parao que mencionas y escribió mi abuelito. Me hace mucha ilusión. Saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Rosario por sus comentarios .Lo que recuerdo es que su amado abuelo , le entrego copia de unas coplas que el hizo al Jefe de nuestra Oficina de nombre Raul Passeta Bar el es un Marino; este caballero esta en Facebook; otra persona es Sandra Avendano quien era la directora de la Revista de la Comision Controladora del Trabajo Maritimo..me parece que debe de tener alguna edicion de las revistas.Las personas de la Comision estamos en FB seria muy agradable ver fotos de su amado abuelo con quien hize una gran amistad
ResponderEliminarMuchas gracias y un honor sus comentarios
Alberto Munoz Tesson